Las líneas de los campos de fútbol establecen una "enorme frontera" que delimita los espacios ocupados por los niños y "arrincona" a las chicas y las limita a un papel secundario
Un decreto de inclusión y equidad del Gobierno valenciano pretende identificar las barreras físicas y virtuales en los centros educativos para poder eliminarlas
El patio del colegio está, tradicionalmente, colonizado por los juegos de pelota con los niños invadiendo la mayor parte del espacio y relegando a las chicas a un papel secundario. El balón se convierte en un medio de discriminación entre clases, entre quienes les gusta el fútbol (y dentro de éstos entre quienes juegan bien y quienes no lo hacen tan bien) y quienes no les gusta.
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